Con la marcha de Carlos Casas, portero del Cadete B, la Escuela del Levante pierde mucho más que un grandísimo portero, con el se va el último integrante del Alevín B de la temporada 2009-2010. Ese equipo fue el primero granota que conseguía derrotar en su campo a un Villarreal de primera línea. Para redondear la temporada también vencería al Valencia, en la tanda de penalties, en el Torneo de Elche. Ahora esas victorias son mucho más frecuentes. Este año por primera vez el Alevín A y el Prebenjamín A han ganado sus ligas, pero en aquel momento supusieron un baño de autoestima para todos los integrantes y familiares de la familia levantinista, y de reclamo para las siguientes promociones que han igualado y superado los logros de los nacidos en el 99.
Por las venas de Carlos corre el duende andaluz de su madre y la alegría contagiosa canaria de su padre. Las porterías del Xirivella fueron las primeras que contemplaron sus primeras paradas. Mucho tuvo que ver el historial futbolístico paterno en su elección. Los campos insulares y andaluces fueron testigos de las actuaciones bajo los palos de Rafa, el canario de Quart.
En el verano de 2009 Carlos ingresa en el Levante U.D. Los negros nubarrones que se cernían sobre la institución se difuminaron con el ascenso esa temporada a Primera División. A la par la ilusión, la clase y la entrega de los alevines del club les llevaba a ganar innumerables veces y a competir siempre. Mientras Carlos aprendía a volar sin motor y a multiplicar sus reflejos en Nazaret y Buñol, los granotas se hacían con los torneos de Paterna, Ondara, Torrent, Almansa y Vilanova de Castelló.
Carlos sería el guardameta del Alevín A de la temporada 2010-2011. Sería fundamental para la conquista de los Torneos de Alfafar, Fernando Colomer, de Campeones y el del honorífico Campeón de Invierno. Carlos, con sus paradas en la agonística tanda de penalties contra el Getafe, sería decisivo para conducirnos a la final del Torneo de Murcia. También Carlos fue el guardameta en el mítico 1-0 al Real Madrid en el Brunete de Cádiz.
Sobrevivió en el Infantil Autonómico al letal virus, que durante tres temporadas tanto daño ha hecho a nuestra Escuela.
Sus actuaciones esta temporada en el Cadete B no han pasado inadvertidas para Atlético de Madrid, Español o Valencia. Como el fúbol suele ser justo, se marcha con el triunfo en el Torneo Miguel Tendillo de Moncada.
La despedida de Carlos es también un homenaje a los Iván, Guille, Cata, Sergio, Santi, Alberto, Lucas, Jaime, Brú, Héctor y Guillermo. Todos ellos pueden decir alto y claro, que los muchos o pocos minutos que jugaron, se los ganaron en el campo. Ellos no firmaron ningún contrato que les garantizara equipo o minutos, ni tampoco su alineación se debió a factores extradeportivos. Que ninguno de ellos siga seis años después en la Escuela, dice mucho sobre su organización y planificación.
La marcha de Carlos al Valencia refleja el estado actual de la Escuela. Una dirección volcada a la captación y miope con el potencial interno, que ha convertido al Levante en una trituradora de jugadores. El sacrificio y esfuerzo de Carlos y su familia durante seis años no ha tenido la mínima compensación. Han tenido que obtener fuera lo que se les ha negado en su casa.
Salva, Sergio, Jordi, Villalta, Alesio, Mora, Jose y Pepe Martínez han forjado un guardameta de reflejos felinos, infranqueable en el uno contra uno y toda una garantía en las tandas de penalties.
Tu éxito es también el triunfo de todos tus compañeros, que hace seis años iniciaron tan maravillosa aventura. Hubiéramos querido que hubieras seguido defendiendo las barras azulgranas, pero deseamos, sobre todo, que cuando saltes al campo sigas con esas ganas de superación que te han hecho tan grande.
Hasta siempre Carlos!!!
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