No pudo ser. Supimos jugar contra once y perdimos contra diez.
Durante cerca de una hora el juego, la garra y las ocasiones fueron del Levante. Cuando Jaime anotaba de libre directo magistral al borde del área la falta que había originado la expulsión del central de 1,85 mts. del Paterna el 0-1, nada podía presagiar lo que vendría después.
El infortunado empate antes de que transcurriera un minuto, desactivó a nuestro equipo, que hasta ese momento había derrochado juego y entrega. El contrario se metió en el partido e impuso su superioridad física, en especial el nº 3, Ahmed, que desequilibró el duelo con su fuerza y velocidad inalcanzable a fecha de hoy para los nuestros.
Aún se pudo empatar en los últimos minutos, pero no estuvimos acertados en el remate.
Todas las derrotas duelen, ésta además por lo cerca que tuvimos la victoria, pero debemos quedarnos con la imagen dada. Esperemos que en la segunda vuelta hayamos crecido en fútbol y, sobre todo, en físico, para plantar cara y derrotar a nuestros rivales.
lunes, 14 de noviembre de 2011
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